• 15 MAR 17
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    Un nuevo estudio vincula los fármacos anticolinérgicos con un mayor deterioro cerebral a partir de los sesenta años de edad.

    Un nuevo estudio vincula los fármacos anticolinérgicos con un mayor deterioro cerebral a partir de los sesenta años de edad.

    Los fármacos anticolinérgicos quizá sean desconocidos por su nombre pero su uso es muy común, ya que se utilizan para dormir, para el asma, para dejar de fumar, en medicamentos para algunas enfermedades coronarias y en otros muchos medicamentos que, incluso, se pueden conseguir sin receta.

    Diversos estudios e investigaciones han avisado del efecto perjudicial de estos medicamentos en nuestro cerebro, sobre todo en adultos mayores de sesenta años.     Uno de estos estudios realizado en el 2013 descubrió que después de un periodo de sesenta días consumiendo este tipo de fármacos, la cognición comenzaba a presentar daños. Si la acción anticolinérgica del fármaco era más leve, los damos en la cognición aparecían después de los tres meses de consumo habitual.

    Tras este estudio, otra investigación realizada en esta ocasión por científicos de la Universidad de Indiana (Estados Unidos) y que ha sido publicada en la revista científica Jama Neurology, halló datos nuevos sobre los efectos nocivos que tienen estos fármacos en las personas mayores de sesenta años. Concretamente, aquellos que consumían este tipo de compuestos obtenían peores resultados en los test de memoria, las neuronas tenían un metabolismo más bajo y algunas áreas del cerebro mostraban más deterioro.

    En el estudio participaron 451 pacientes que ya formaban parte de otra investigación sobre el alzhéimer. De estas 451 personas, sesenta consumían, por lo menos, un fármaco de acción anticolinérgica media o fuerte.

    Cada una de estas personas fue sometida a exhaustivos exámenes de memoria y otros procesos cognitivos. También les realizaron PET cerebrales (Tomografía por Emisión de Positrones) que puede, entre otras cosas, analizar el metabolismo de las células cerebrales.

    Los resultados de las pruebas pusieron de manifiesto que aquellos que consumían fármacos anticolinérgicos tenían peores resultados en las pruebas de memoria a corto plazo y en aquellas que evaluaban las funciones ejecutivas (aquellas que nos permiten planificar y orientar nuestro comportamiento en función de objetivos).

    Además, en aquellas personas que consumían fármacos anticolinérgicos, el consumo de glucosa de las células era menor, hecho que indica un peor funcionamiento cerebral. El volumen de algunas áreas del cerebro también era menor.

    Según la Dra. Shannon Risacher, una de las autoras del estudio, “los resultados del estudio nos proporcionan una mejor comprensión sobre cómo estos compuestos pueden actuar sobre el cerebro, pudiendo aumentar el riesgo de deterioro cognitivo y demencia”.

    La doctora insiste en que es necesario seguir investigando para descubrir los mecanismos que explican el efecto de los fármacos anticolinérgicos sobre la salud del cerebro. Por ahora, los resultados conseguidos en los estudios son suficientes para que los especialistas tengan más cuidado a la hora de recetar o no un medicamento anticolinérgico a un adulto mayor.

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