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    Evita que tu cuerpo sufra con las comilonas de Navidad

    Evita que tu cuerpo sufra con las comilonas de Navidad

    Comienza la Navidad y el que más y el que menos lleva días de excesos por todo tipo de actos sociales que ya no se restringen a las dos semanas posteriores al 24 de diciembre, sino que se inauguran a mediados de noviembre con innumerables celebraciones  como las comidas de empresa, amigos, los pequeños de la familia… Estos festejos se prolongarán hasta el roscón de reyes y tendrán un denominador común, la presencia constante de menús hipercalóricos, con exceso de alcohol y una combinación nada prudente de ingredientes.

    Hay que ser conscientes de que muchos de los homenajes que se planifican tienen del orden de las 1500 a 2000 Kcal por persona a las que luego habría que añadir dulces y bebidas. Esto supone tomar, en una sola sentada, más calorías de las que necesitamos para todo el día con un desequilibrio notorio, por exceso, en la proporción de proteínas y grasas. Si estas comilonas se repiten en un corto periodo de tiempo las consecuencias no se hacen esperar en forma de digestiones pesadas, distensión abdominal, ardores, náuseas o malestar. Pero dichas secuelas pueden quedarse en meras anécdotas si la persona en cuestión padece algún tipo de patología previa.

    Sustos cardiovasculares

    La cuantía en la proporción de nutrientes en los menús de navidad es notable, aunque dichas comilonas suelen ir acompañadas del consuelo, con el dicho de “un día es un día”. Dicha sentencia nos tranquiliza con respecto a las posibles consecuencias pero igual no debería. Sabemos que un 70% de la población de más de 65 años tiene hipertensión, porcentaje que baja al 35% en la población adulta en general. Si algo define a las creaciones culinarias de estos días son sus altísimos niveles de sodio (sal). Este hecho no ha pasado desapercibido a los investigadores que han detectado un incremento del 5% en las muertes por accidentes cardiovasculares durante las navidades, incremento que, en gran medida, se debe a desajustes dietéticos.

    Algo más que grasas y sal

    Queda claro que la desmesura no solo acompaña a la cantidad sino también a la calidad de los alimentos, por mucho que hayan sido adquiridos en la zona gourmet de nuestro supermercado. Consideración aparte merece la ingesta de alcohol a la que incitan los propios villancicos, recuerden ‘beben y beben y vuelven a beber’. De las consecuencias de los excesos del alcohol ya hablé en el artículo: ¿Qué le pasa a nuestro cuerpo durante una buena resaca? Aunque no estaría de más recordar dos datos. El primero es el síndrome cardiaco festivo, que son las arritmias que se producen las horas posteriores al exceso de hidratación alcohólica y las 7 Kcal/g que aporta el alcohol y que contribuyen de forma nada despreciable al exceso calórico y a la posibilidad de sustos en nuestro músculo cardiaco.

    Algo curioso de estos días es que la espectacular presentación de las mesas y nuestra predisposición psicológica nos incitan a comer y beber mucho más allá de los niveles normales de saciedad. Comer sin apetito durante días va a tensionar nuestro organismo siendo los efectos más habituales el aumento de los niveles de transaminasas, colesterol y triglicéridos, incremento de peso, alteración del sistema inmune, insomnio, ansiedad y trastornos de la piel.

    En cuanto a la subida de peso la media será entre 2-3 kilos pero lo que realmente importa es que parte de esa adición será permanente. Se calcula que aproximadamente medio kilo. Ese medio kilo se queda con nosotros, así que póngase a contar las navidades pasadas e igual empieza a entender el porqué de esa masa blandita que adorna su cintura.

    Desde Grupo Scanner Vizcaya os animamos a que disfrutéis de estas fiestas, pero siguiendo una pautas que protejan vuestra salud, que es lo más importante.

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