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    Por qué no debes temer a una resonancia magnética

    Por qué no debes temer a una resonancia magnética

    La claustrofobia es la causa más común por la que muchos pacientes se desalientan a la hora de realizarse una resonancia magnética.

    A muy poca gente le gusta acudir a hacerse pruebas médicas, ya que probablemente suponga soportar alguna incomodidad, dolor o molestia. Las exploraciones están pensadas para poder valorar nuestro estado de salud y por eso es necesario ver que ocurre en nuestro interior. Esto conlleva a un nivel de invasión variable dependiendo del tipo de problema que se esté buscando.

    Hay situaciones en las que los pacientes empiezan a experimentar cierto temor o incomodidad, por lo cual deciden no realizarse las pruebas necesarias. Una de las pruebas que más miedo suele producir a los pacientes es la resonancia magnética, muchas personas pueden experimentar ansiedad y claustrofobia.

    Por qué produce ansiedad realizarse una resonancia.

    Ocasionalmente, muchos pacientes sufren ansiedad anticipatoria que conlleva a cancelar la cita o no acudir a la prueba, pero la razón principal suele ser la claustrofobia que se sufre al meterse dentro de la máquina, que es estrecha y ruidosa.

    El radiólogo Luis Concepción, responsable de Asuntos Profesionales de la Sociedad Española de Radiología Médica (SERAM), nos cuenta que “la resonancia es más cerrada que otras máquinas y eso siempre ha existido. Se estima que un 15% de los pacientes más o menos tienen claustrofobia y tienen temor a hacerse la resonancia. Aun así, el número de exploraciones que se suspenden o que necesitan sedación suelen ser en torno al 10%, no más”.

    “La claustrofobia tiene su origen en una mala asociación. Esto quiere decir que el paciente asocia que encerrarse es algo peligroso o que no van a permitirle huir. Es un miedo a no poder salir de la situación. Entonces, la persona, cuando se introduce en un lugar en el que se siente que no va a poder escapar, por ejemplo, un sitio cerrado, un tubo de resonancia magnética, un tren, un avión o un ascensor, asocia estas situaciones a un peligro inminente y cree que si tiene que salir, no va a poder” declara Diego Antelo, psicólogo del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia.

    “El problema es que la persona no sabe relajarse en ese entorno. Lo que suele hacer es escapar de sitios y situaciones que sean así. Pero una resonancia magnética es una prueba que cuando te la piden es obligatoria. Como te meten la cabeza en una zona en la que solo ves una cúpula blanca, da la sensación de que estás encerrado, pero no es verdad.” especifica Antelo. Entonces, se trata de una distorsión cognitiva: sabemos que la prueba no es una situación que nos vaya a poner en peligro y sabemos que podremos salir si lo necesitamos, pero esto no calma el temor.

    Concepción observa que “como un grupo genérico, la claustrofobia es más frecuente en mujeres que en hombres. Luego, como grupo de exploración, los que entran con la cabeza primero y, sobre todo, los que tienen que llevar un casco en la cabeza, son los que tienen más claustrofobia. También puede haber problemas con los niños de entre 2 y 10 años, porque es difícil lograr que se mantengan quietos durante el tiempo de la exploración.”

    El ruido que produce la máquina al realizar las imágenes tampoco ayuda. “El ruido es un potenciador del estrés. Si no hubiera ruido, el paciente no tendría tanta ansiedad. Porque, cuando estamos tan agobiados por algo, cualquier otra cosa que aporte más información por la vía auditiva o visual, que es por donde más información entra, provoca una saturación de estrés. Entonces, la persona sufre muchísima angustia, incluso pudiendo provocar desmayos o sudoración, o mucha tensión muscular, mucho movimiento e inquietud” expone el psicólogo.

    ¿Cómo se trabaja sobre este miedo?

    Lo ideal sería realizar un tratamiento psicoterapéutico que ayude a superar el miedo, esto siempre no es viable debido a los plazos requeridos para poder hacer la resonancia, ya que pueden ser necesarias unas seis sesiones de psicoterapia para poder hacer frente a la prueba. Sin embargo, hay varios puntos desde donde este tema puede ser abordado.

    Una posibilidad es utilizar las máquinas de resonancia abiertas, este tipo de pruebas suelen tener menos resolución debido a que tienen menos capacidad de hallazgo, son máquinas que tienen los lados abiertos. Sigue teniendo un techo cerca y la posibilidad de llevar un casco, pero los brazos se sienten más libres.

    También existe la opción de realizar otra prueba que pueda dar información parecida. Otra opción podría ser, saber si es necesario entrar con la cabeza por delante o no, ya que todas las exploraciones que son de ombligo para abajo pueden hacer sin necesidad de meter la cabeza primero.

    Se puede intentar realizar la prueba en un horario que no haya demasiada gente en el hospital para evitar sentirse presionado. Existen otros sistemas como la realidad virtual o gafas de animación, o incluso pequeños espejos que se colocan dentro de los aparatos que dan la sensación que estás viendo fuera del túnel. Esto ofrece una sensación de paz.

    Existe la posibilidad de tomar ciertas medidas para prepararse anímicamente como contar con información de cómo será la prueba, para regular las expectativas.

    Está la posibilidad de acudir acompañado al menos para tener contacto físico, aunque la permanencia dentro de los campos electromagnéticos es limitada.

    Por último, está la opción de premedicarse, puede hablar con su médico y tomar un ansiolítico unas horas antes. También puede usarse la sedación como último recurso, aunque no se recomienda.

    Superar la claustrofobia

    Todos los miedos se pueden superar con lo que los psicólogos llaman exposición controlada. Entrenamiento en el que se va incrementando poco a poco el tiempo de estancia en un lugar cerrado. Se empieza por lugares abiertos, después se pasa a espacios semiabiertos y por último espacios cerrados, nunca se debe realizar un cambio brusco de encerrarse.

    Para superar estos miedos se pueden usar herramientas como la realidad virtual, utilizando el contexto de la resonancia: el paciente va viendo el proceso de sala de espera, hablar con el técnico para resolver sus dudas, y después se le enseña al paciente, en la camilla, a respirar profundamente e intentar evadirse pensando en otras situaciones, paisajes, tareas, etc. Una estimulación cognitiva hace que el paciente esté centrado y no se mueva.

    La recuperación es casi completa, pero requiere esfuerzo, el entrenamiento suele durar aproximadamente unas seis o siete sesiones con ejercicios de 15/20 minutos.

    Por último, debemos recordar que no estamos solos y pedir ayuda para hablar con profesionales al respecto es la solución para evitar el sufrimiento.

    A continuación les indicamos los centros del Grupo Scanner Vizcaya donde pueden realizarse una resonancia magnética.

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