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    Resonancias, TAC… los nuevos ojos en el quirófano

    Resonancias, TAC… los nuevos ojos en el quirófano

    En los quirófanos más modernos ya no solo se trabaja a ciegas, siguiendo cortes clásicos y la experiencia del cirujano: los bisturís ahora cuentan con aliados tecnológicos esenciales. Resonancias magnéticas (RM), tomografía computarizada (TAC) intraoperatoria y otras técnicas de imagen emergentes están transformando la cirugía, haciendo que cada intervención sea más precisa, menos invasiva y más segura.

    ¿Qué aportan estas tecnologías dentro de la operación?

    1. Visualización en tiempo real
      Gracias a equipos como TAC o resonancia magnética incorporados al quirófano, los cirujanos pueden ver en directo las estructuras internas del cuerpo mientras operan. Esto permite ajustar trayectorias, evitar daños a zonas críticas y confirmar que se ha logrado el objetivo previsto sin necesidad de intervenciones adicionales.

    2. Guía de resección tumoral más exacta
      En operaciones oncológicas, especialmente en el cerebro u órganos abdominales, distinguir tejido sano de tejido tumoral es clave. Con técnicas de imagen intraoperatoria, los bordes del tumor se detectan mejor, reduciendo la posibilidad de dejar células malignas y minimizando la lesión sobre tejido funcional sano.

    3. Menor necesidad de abrir ampliamente
      Al contar con imágenes dinámicas dentro del quirófano, el cirujano puede realizar intervenciones más focalizadas, reduciendo el tamaño de las incisiones, el trauma quirúrgico y el tiempo de recuperación.

    4. Detección inmediata de complicaciones
      Si surge una hemorragia, un desplazamiento o alguna lesión inesperada mientras se opera, los sistemas de imagen pueden alertar y permitir actuar con rapidez, sin necesidad de salir del quirófano para hacer pruebas externas.

    Desafíos técnicos y logísticos

    • Compatibilidad e interferencia: los entornos quirúrgicos tienen equipos metálicos, instrumentos magnéticos y campos electromagnéticos propios que pueden interferir con resonancias o TAC; es necesario diseñar quirófanos especialmente aislados o compatibles.

    • Fragmentación del espacio: integrar estos aparatos dentro del quirófano exige planear cuidadosamente el espacio, el flujo del personal y la logística de esterilización.

    • Costes elevados: estos sistemas son muy caros de adquirir, mantener y operar, lo que limita su adopción a centros grandes con alta demanda.

    • Formación específica: los equipos de quirófano —cirujanos, anestesistas, radiólogos— deben formarse en el uso y en la interpretación de imágenes intraoperatorias.

    • Velocidad de adquisición: para que estas tecnologías sean útiles, la captura, procesamiento y visualización de imagenes debe ser casi instantánea, sin detener el ritmo de la cirugía.

    El futuro ya está aquí

    Innovaciones recientes van más allá del TAC o la resonancia convencional. Algunas técnicas emergentes incluyen:

    • Imágenes hiperespectrales intraoperatorias: capturan múltiples longitudes de onda para distinguir tejidos con alta precisión, ayudando incluso a detectar zonas tumorales invisibles al ojo.

    • Fusión multimodal de imagen: combinar datos de resonancia, TAC, ultrasonido y otros métodos para crear mapas tridimensionales más completos.

    • Realidad aumentada quirúrgica: proyectar dentro del campo operatorio imágenes superpuestas al paciente —por ejemplo, estructuras vasculares ocultas— para guiar al cirujano con mayor seguridad.

    En conjunto, estos avances están redefiniendo la cirugía moderna: el bisturí ya no actúa solo según la vista o el tacto, sino guiado por imágenes sofisticadas que ponen al paciente bajo una lupa digital desde el primer corte hasta el cierre.

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