
Resonancias, TAC… los nuevos ojos en el quirófano
En los quirófanos más modernos ya no solo se trabaja a ciegas, siguiendo cortes clásicos y la experiencia del cirujano: los bisturís ahora cuentan con aliados tecnológicos esenciales. Resonancias magnéticas (RM), tomografía computarizada (TAC) intraoperatoria y otras técnicas de imagen emergentes están transformando la cirugía, haciendo que cada intervención sea más precisa, menos invasiva y más segura.
¿Qué aportan estas tecnologías dentro de la operación?
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Visualización en tiempo real
Gracias a equipos como TAC o resonancia magnética incorporados al quirófano, los cirujanos pueden ver en directo las estructuras internas del cuerpo mientras operan. Esto permite ajustar trayectorias, evitar daños a zonas críticas y confirmar que se ha logrado el objetivo previsto sin necesidad de intervenciones adicionales. -
Guía de resección tumoral más exacta
En operaciones oncológicas, especialmente en el cerebro u órganos abdominales, distinguir tejido sano de tejido tumoral es clave. Con técnicas de imagen intraoperatoria, los bordes del tumor se detectan mejor, reduciendo la posibilidad de dejar células malignas y minimizando la lesión sobre tejido funcional sano. -
Menor necesidad de abrir ampliamente
Al contar con imágenes dinámicas dentro del quirófano, el cirujano puede realizar intervenciones más focalizadas, reduciendo el tamaño de las incisiones, el trauma quirúrgico y el tiempo de recuperación. -
Detección inmediata de complicaciones
Si surge una hemorragia, un desplazamiento o alguna lesión inesperada mientras se opera, los sistemas de imagen pueden alertar y permitir actuar con rapidez, sin necesidad de salir del quirófano para hacer pruebas externas.
Desafíos técnicos y logísticos
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Compatibilidad e interferencia: los entornos quirúrgicos tienen equipos metálicos, instrumentos magnéticos y campos electromagnéticos propios que pueden interferir con resonancias o TAC; es necesario diseñar quirófanos especialmente aislados o compatibles.
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Fragmentación del espacio: integrar estos aparatos dentro del quirófano exige planear cuidadosamente el espacio, el flujo del personal y la logística de esterilización.
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Costes elevados: estos sistemas son muy caros de adquirir, mantener y operar, lo que limita su adopción a centros grandes con alta demanda.
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Formación específica: los equipos de quirófano —cirujanos, anestesistas, radiólogos— deben formarse en el uso y en la interpretación de imágenes intraoperatorias.
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Velocidad de adquisición: para que estas tecnologías sean útiles, la captura, procesamiento y visualización de imagenes debe ser casi instantánea, sin detener el ritmo de la cirugía.
El futuro ya está aquí
Innovaciones recientes van más allá del TAC o la resonancia convencional. Algunas técnicas emergentes incluyen:
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Imágenes hiperespectrales intraoperatorias: capturan múltiples longitudes de onda para distinguir tejidos con alta precisión, ayudando incluso a detectar zonas tumorales invisibles al ojo.
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Fusión multimodal de imagen: combinar datos de resonancia, TAC, ultrasonido y otros métodos para crear mapas tridimensionales más completos.
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Realidad aumentada quirúrgica: proyectar dentro del campo operatorio imágenes superpuestas al paciente —por ejemplo, estructuras vasculares ocultas— para guiar al cirujano con mayor seguridad.
En conjunto, estos avances están redefiniendo la cirugía moderna: el bisturí ya no actúa solo según la vista o el tacto, sino guiado por imágenes sofisticadas que ponen al paciente bajo una lupa digital desde el primer corte hasta el cierre.
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