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    La Importancia de detectar la enfermedad mínima residual para prevenir recaídas en cáncer

    La Importancia de detectar la enfermedad mínima residual para prevenir recaídas en cáncer

    Detectar la presencia de enfermedad circulante microscópica es clave para evaluar el riesgo de recaída en pacientes con cáncer, permitiendo una elección más informada del tratamiento a seguir. Este tipo de enfermedad, también conocida como enfermedad mínima residual, se refiere a las células cancerígenas que persisten en el cuerpo y no son visibles mediante pruebas de imagen convencionales como TAC o PET/TAC.

    En 2024, se estima que casi 300,000 personas serán diagnosticadas con algún tipo de cáncer en España. Un diagnóstico temprano puede permitir tratamientos más efectivos y mejorar significativamente el pronóstico. Según el Dr. Juan Pablo Fusco, jefe de Oncología Médica en el Hospital Universitario La Luz, incluso después de la cirugía de un tumor primario, pueden quedar células tumorales circulantes en la sangre, aumentando el riesgo de futuras recaídas.

    La evaluación de este riesgo actualmente se realiza con base en factores clínicos, como el tamaño del tumor o la afectación de ganglios linfáticos, sin considerar la enfermedad mínima residual. La detección de esta enfermedad se efectúa mediante análisis de sangre para buscar ADN tumoral, comparando los resultados con los del tumor original para confirmar concordancias.

    La relevancia de este diagnóstico radica en su capacidad para identificar a pacientes con alto riesgo de recaída que podrían no cumplir con los criterios clínicos tradicionales para recibir quimioterapia complementaria. Esta técnica ya se está aplicando en casos de cáncer de colon y carcinoma de vejiga, entre otros, y promete revolucionar la evaluación del riesgo de recaída en cáncer, ofreciendo un enfoque más holístico y preciso en el manejo de la enfermedad.

    El Dr. Fusco ilustra el proceso explicando que, al comparar las mutaciones encontradas en un tumor operado con las detectadas en la sangre, se puede identificar si las mismas mutaciones persisten en el cuerpo. Este método permite un análisis más profundo y personalizado de la enfermedad, lo que facilita decisiones de tratamiento más específicas y posiblemente más efectivas.

    Este enfoque innovador no solo mejora la precisión diagnóstica, sino que también abre la puerta a terapias personalizadas basadas en la biología específica del cáncer de cada paciente. La capacidad de detectar y cuantificar células cancerígenas residuales podría eventualmente llevar a la modificación de los planes de tratamiento, ajustándolos a la necesidad de intervenciones más o menos agresivas según el caso.

    Más allá del cáncer de colon y el carcinoma de vejiga, la tecnología para identificar enfermedad mínima residual está siendo evaluada en otros tipos de cáncer. Los resultados preliminares son prometedores y sugieren que este método podría generalizarse en el futuro, proporcionando una herramienta crucial para la oncología en la prevención de recaídas y la mejora de los resultados a largo plazo.

    Finalmente, el Dr. Fusco subraya la importancia de este avance: “Estamos avanzando hacia una era donde el tratamiento del cáncer no solo será más efectivo sino también más personalizado. Poder detectar y tratar la enfermedad mínima residual es un paso fundamental hacia el manejo integral del cáncer, asegurando que cada paciente reciba el cuidado específico que necesita para mejorar sus probabilidades de recuperación y calidad de vida”.

    Con estos avances, la comunidad médica se muestra optimista sobre el futuro del diagnóstico y tratamiento del cáncer, enfocándose cada vez más en la detección temprana y el tratamiento personalizado como claves para combatir la enfermedad de manera más efectiva.

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