La resonancia magnética (RM) facilita la obtención de imágenes muy detalladas del interior del cuerpo desde cualquier perspectiva, dando información sobre patologías que no pueden visualizarse con una ecografía o con un TAC. Es un estudio diagnóstico con el que se consiguen imágenes del interior del cuerpo.
La mayor diferencia entre esta prueba y el TAC o las radiografías simples es que no usa radiaciones ionizantes (rayos X).
La resonancia magnética muestra imágenes, en dos y en tres dimensiones, y desde cualquier punto de vista. Aporta información sobre patologías que no se ven con otras técnicas.
Resonancia magnética cerrada
Son el tipo más antiguo de dichas máquinas. Durante el procedimiento, el paciente se acuesta sobre una mesa, que se desliza dentro de un tubo totalmente cerrado. Se pide al paciente permanecer acostado muy quieto durante la prueba.
Resonancia magnética abierta
Está construida en una configuración de “C”. El paciente puede deslizarse dentro y fuera en el lado y nunca estar totalmente encerrado en la máquina. Aparte de estas diferencias, la técnica se realiza de la misma manera como la resonancia magnética cerrada.
Resonancia magnética con contraste
A veces, el médico puede ordenar que la resonancia magnética sea con contraste. Esto significa que el paciente tragará o se le inyectará un líquido de contraste antes del procedimiento. Si bien muchos de los procedimientos de resonancia magnética pueden llevarse a cabo sin contraste, a veces los médicos lo necesitan ya que se obtienen imágenes más detalladas, especialmente en tejidos.
Resonancia magnética sin contraste
En muchos de los procedimientos de resonancia magnética llevados a cabo no es necesario utilizar contrastes. Esto es debido a que hay zonas de nuestro cuerpo que se ven claramente sin necesidad de ningún tratamiento.